Al cultivar la paciencia, el estar en el aquí y ahora se irá haciendo cada vez más rico y maduro. Si en este momento realmente no estamos intentando llegar a ningún otro lugar, la paciencia surge por sí sola.
La paciencia constituye un recordatorio de que las cosas se despliegan a su propio ritmo, como dice Jon KABAT ZINN.
No podemos meter prisa a las estaciones, al avanzar del día, el verano llega y el anochecer llega por sí solo.
Tener prisa no suele ayudar, y puede generar mucho sufrimiento.
La paciencia es una alternativa siempre presente ante la agitación y la impaciencia endémicas de nuestra mente.
Bajo la capa de impaciencia, podemos descubrir enfado... esa emoción, es energía de no querer que las cosas sean como son y de culpar a alguien o a algo de ello.
Esto no significa que podamos ir deprisa cuando decidamos hacerlo. Podemos ir deprisa con paciencia.
Sabemos que las cosas se despliegan según su propia naturaleza. Podemos acordarnos de eso y permitir que nuestras vidas se desplieguen del mismo modo.
Intentamos aportar equilibrio al momento presente, con la comprensión de que en la paciencia hay sabiduría, con el conocimineto de que lo que ocurra a continuación estará determinado en gran mediada por cómo estamos ahora